Andy Murray volvió a pisar suelo australiano y emocionó a todos. Allí, donde hace cuatro años había anunciado su retiro del tenis, el escocés se lució con un maratónico triunfo sobre el italiano Matteo Berrettini (14º) , en el que llegó a salvar un match point, y se metió en la segunda ronda del primer Grand Slam del año. Fue 6-3, 6-3, 4-6, 6-7 (7) y 7-6 (10-6), al cabo de casi cinco horas de partido. “Era la primera vez que jugaba un súper ‘tie break’ y sentía que no se acababa nunca. Estoy muy orgulloso de mí mismo”, describió el ex número 1 del mundo, que en Melbourne Park tiene una curiosa estadística: jugó cinco finales (2010, 2011, 2013, 2015 y 2016) y las perdió todas.
La historia de Murray lo pinta como un gran luchador. El 13 de marzo de 1996, un hombre llamado Thomas Hamilton irrumpió en una escuela en la ciudad de Dunblane y mató a 16 alumnos y a una profesora. Ese hecho, conocido como la “masacre de Dunblane”, es el mayor asesinato múltiple de niños de la historia del Reino Unido. Andy, por entonces de nueve años, fue uno de los sobrevivientes junto a su hermano. El deporte fue el refugio que el escocés eligió en ese momento para superar este hecho estremecedor.
La mala suerte tocó su puerta nuevamente en enero de 2018, cuando sufrió una lesión denominada “choque femoroacetabular”: una deformidad en la cabeza del fémur que choca con la cavidad que lo aloja, desgastando el cartílago articular. A causa de esto sufrió su primera cirugía de cadera. Un año más tarde, volvió a ingresar en un quirófano y le hicieron una reconstrucción de la zona, en la que le extrajeron una articulación y se la sustituyeron por un implante. Buscó calidad de vida antes que una rehabilitación deportiva.
Como muchos otros tenistas que alcanzaron el número 1 del ranking, Murray debió lidiar con críticas de toda clase a lo largo de su carrera. Antes de romper una sequía de 77 sin campeones británicos en Wimbledon en 2013 (título que repitió en 2016), padeció de asfixiantes presiones. Su primera conquista de un Grand Slam (el US Open de 2012) estuvo precedida de cuatro finales perdidas. Hasta entonces, muchos lo trataban despectivamente de escocés; a partir de su primer triunfo, comenzaron a considerarlo británico.
Con 35 años y una cadera de metal, Murray (66° en el ranking) demostró que su tenis y su espíritu de lucha siguen intactos, y así logro derrotar a un top 15. Fue su triunfo número 50 en el Abierto australiano, rubro en el que solo es superado por cuatro leyendas: Roger Federer (102 triunfos), Novak Djokovic (82), Rafael Nadal (70) y Stefan Edberg (56).
En la próxima ronda, Murray se medirá con el vencedor del partido entre el australiano Thanasi Kokkinakis y el italiano Fabio Fognini.